Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III
Historia general del pueblo dominicano 91 vasallos por cuantos medios son proporcionados y adaptables; que la primera posesión del Nuevo Mundo sea tan gran, rica y opulenta FRPR PHUHFHQ VXV VDFULÀFLRV VXV HVIXHU]RV \ VX FRQVWDQFLD >«@ 164 A pesar de esta declaración, las atenciones y medidas brillaron por su ausencia y con el paso del tiempo muchos colaboradores de Sánchez Ramírez se sintieron despreciados por la Corona. Todavía en 1821 el descontento con España se hacía presente entre las élites de Santo Domingo. La llamada IndependenciaEfímera se llevó a cabopor ladeterminacióndedejar de «aguan- tar con paciencia estúpida los desprecios de la España». En la Declaratoria de Independencia, José Núñez de Cáceres le reclamó a España que «con el arrojo y feliz éxito de la reconquista tenía derecho a esperar un general olvido de su demerito, y las más afectuosas demostraciones de gratitud […] los que en la campaña ocuparon los primeros puestos por su valor y habilidad apenas se entra en la plaza, descienden a los grados inferiores, o se quedan sin nada». 165 $ ÀQDOHV GHO VLJOR XIX César Nicolás Penson narraba que «los soldados del ejército reconquistador “no obtuvieron recompensa alguna”, lo que dio mar- gen al descontento y a las ideas separatistas porque tales eran los vientos que soplaban del continente». 166 Ciertamente, además de haber experimentado 20 años de exposición a las ideas revolucionarias y republicanas francesas, Santo Domingo volvió al régimen colonial en la víspera del inicio de las indepen- dencias americanas. Al año siguiente, 1810, la pólvora de la conspiración y la rebelión se esparció por todo el continente. Esto hizo de Santo Domingo un espacio inestable en el que a las penurias económicas se sumaron conspiracio- nes y rebeliones de diversa índole. Juan Sánchez Ramírez apenas sobrevivió un año a la gesta que encabezó, al fallecer el 11 de febrero de 1811. Núñez de Cáceres, teniente de gobernador, desempeñó interinamente el mando de la colonia hasta la llegada del nuevo gobernador mariscal de campo Carlos Urrutia y Matos en mayo de 1813. Con él España volvió a asumir la designa- ción de gobernadores foráneos.
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