Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

Historia general del pueblo dominicano 77 D. Vicente Mercedes y D. Antonio de Sosa, que mandaban a derecha e izquierda la caballería y un nombrado Juan de la Cruz. 94 La medida del triunfo de Palo Hincado puede ser el dato de que apenas 18 franceses pudieron retornar a Santo Domingo, 95 entre ellos el ingeniero Lemonnier-Delafosse, sobreviviente y uno de los narradores esenciales de esta contienda. Las tropas españolas solo sufrieron siete muertos y 47 heridos, frente a un inexacto dato de «un campo lleno de cadáveres» franceses. 96 Aquí entró la contraparte francesa, la que aportó información más concreta, pero QR QHFHVDULDPHQWH PiV ÀDEOH 6HJ~Q /HPRQQLHU 'HODIRVVH KXER DSUHVD - dos y 315 franceses muertos. 97 Del imponente ejército inicial solo 40 (según los franceses) o 18 (según Sánchez Ramírez), pero pocos desde cualquier enfoque, pudieron retornar a Santo Domingo. 98 Consciente del estrepitoso fracaso, Ferrand «decidió no sobrevivir a su derrota». 99 La huida y suicidio del jefe francés constituyó un relato funda- mental en la rememoración de este evento. En retirada Ferrand con un grupo de sus hombres, habiendo recorrido aproximadamente una hora, se separó de los soldados que lo acompañaban y se quitó la vida de un pistoletazo. Sánchez Ramírez especuló sobre las razones que llevaron al general francés a tomar una decisión tan dramática: como la retirada era de veinte leguas lo menos para llegar a Capital, y recapacitó que a distancia tan larga no podía dejar de caer en nues- tras manos, o bien, avergonzado de considerarse vencido y destruida enteramente la tropa que había traído para amarrarnos y conducirnos como bestias, según había dicho divulgar con arrogancia, se quitó él mismo la vida, después de haber corrido como una legua. 100 Los soldados que lo acompañaron apenas cubrieron su cuerpo con ramas de árboles y retomaron su marcha acelerada hacia Santo Domingo al escuchar la cercanía de los españoles. Así lo encontró Pedro Santana, 101 enviado a per- seguirlo junto a 50 dragones. Procedió a cortar su cabeza, la que fue llevada a Sánchez Ramírez como trofeo junto a su caballo. 102 Lemonnier-Delafosse cata- logó el acto de Santana de crueldad y barbarie: «aquellos monstruos separa- ron su agraciada cabeza del tronco para llevarla a la isla de Puerto Rico donde la exhibieron en la punta de una pica en la plaza pública de la ciudad». 103 La acción no constituye un hecho ajeno al ámbito colonial, en el que la violencia y el castigo tenían un lugar primordial. Los rebeldes eran torturados a la vista pública y sus cabezas mostradas en la picota que todo parque de pueblo tenía.

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