Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

Historia general del pueblo dominicano 541 titulado La cultura y las letras coloniales a las familias que emigraron del país a raíz del Tratado de Basilea, había anotado que: «Como eran, en su mayor par- te, familias de antiguo arraigo en Santo Domingo, estaban todas ligadas entre sí». Es probable que no solo estas familias emigradas guardasen entre sí lazos de consanguinidad, si se toma en cuenta el hecho de que, durante casi cuatro siglos, Santo Domingo había sido un territorio prácticamente subpoblado. Es, en cambio, la fraternidad que se establece dentro de la comunidad masónica la que proporciona el hipervínculo que logra amalgamar en el seno de un mismo cuerpo, prácticamente a todos los sectores de la sociedad domi- nicana a lo largo del siglo XIX . L A MADURACIÓN DE LA ELABORACIÓN POÉTICO - LITERARIA Y EL AUGE DEL INDIGENISMO El período comprendido entre 1868 y 1873 estuvo marcado por la inesta- bilidad política, mientras se sucedían, uno tras otro, numerosos planes fragua- dos desde el poder por el presidente Buenaventura Báez y otros para anexar, vender o arrendar distintas partes del territorio nacional. De manera inusitada, es también en este período cuando el sector de los productores de discursos literarios comienza a dar muestras de querer organizarse en función de los de- sarrollos que había alcanzado la producción literaria en los demás países his- panoamericanos. A pesar de la aparente contradicción entre ambos procesos, se comprende fácilmente que, en semejantes circunstancias, la política haya continuado determinando tanto el sentido de aquellas producciones como sus estrechas posibilidades de incidir en el proceso sociocultural de la época. El azaroso recorrido que trazó el poeta Manuel Rodríguez Objío desde 1856 hasta 1871, año de su fusilamiento por orden de Buenaventura Báez, es quizás el que mejor proporciona la tónica de este período, la cual conti- nuará vigente en el siguiente, como se puede apreciar al observar el periplo trazado por el joven Tulio Manuel Cestero en la década de 1890. En 1856, luego de una estadía de un año en los Estados Unidos, Rodríguez Objío se incorporó en Azua a las tropas que dirigía el general Pedro Santana. Inicia así un zigzagueante periplo que lo llevó a acompañar políticamente a diversos caudillos: primero junto al general Santana y luego combatiendo a este últi- mo en las guerras restauradoras bajo las órdenes de Manuel María Castillo. Llegó a ser ministro de Relaciones Exteriores (1864-1865) en el gobierno de

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