Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

Historia general del pueblo dominicano 535 El hispanismo del sector conservador era más que una simple ideología: era un sentimiento profundamente anclado en el inconsciente colectivo, ca- paz de suscitar pasiones de muerte como las que determinaron algunos de los aspectos más oscuros de la actitud del general Pedro Santana cuando, desde la presidencia de la República, declaró la anexión del país a España en 1861. Es ese mismo hispanismo el que reacciona, disfrazado de mojigatería, ante las primeras manifestaciones del merengue, ritmo que comienza en ese período a cobrar vigencia en el gusto popular. Sintomática, por representativa, fue la actitud de Manuel de Jesús Galván el 14 de enero de 1855, en la sección «Folletín» de (O 2DVLV embistiendo contra los adeptos del nuevo ritmo bajo el pseudónimo de «Enmanuel», en la forma de un poema de corte satírico en versos endecasílabos, titulado: «Quejas de la tumba contra el merengue», en el cual llama al merengue «hijo digno del diablo y de una furia», y se muestra escandalizado cuando un caballero «empuña una mujer pecho con pecho» y «compone con dos cuerpos una pieza». 38 Fue, pues, esa extraña mezcla de pul- VLRQHV UHSULPLGDV MXQWR FRQ OD PLO YHFHV FRQÀUPDGD LQFDSDFLGDG GHO VHFWRU GH ORV FRQVHUYDGRUHV SDUD DUWLFXODU XQ SUR\HFWR GH QDFLyQ DXWRVXÀFLHQWH OR que catalizó, el 18 de marzo de 1861, el proyecto de anexión del país a España, el cual se venía fraguando desde el derrocamiento del presidente Báez en su segundo gobierno (1856-1859). Es por todo esto que puede decirse que la política también constituyó un verdadero campo de fuerza que frenó los impulsos creativos de numerosos escritores dominicanos de la segunda mitad del siglo XIX . Este fue el caso de los poetas Eugenio Perdomo (1836-1863), Josefa Antonia del Monte (1843-1870) y Félix Mota y Veloz (1822-1861), el primero y el último fusilados por combatir la Anexión a España. Una suerte parecida correría en el período siguiente, aunque por razones distintas, el poeta e historiador Manuel Rodríguez Objío (1838-1871). Otro caso fue el de Pedro Francisco Bonó (1828-1906), a quien ya nos hemos referido. Su activa participación en la vida política de su época truncó sus deseos de escribir una segunda novela luego de su primera incursión en este género con la novela (O PRQWHUR publicada en 1856 bajo la modalidad de folletín en la publicación periódica parisina (O &RUUHR GH 8OWUDPDU mientras su autor era el corresponsal de la misma en el país. Lamentablemente, la ca- rrera literaria de Bonó se limitó a esta primera y única novela. Autodidacta, había aprendido el francés y adquirido la inclinación por los estudios bajo la LQÁXHQFLD GH VX DEXHOD GH RULJHQ EUHWyQ (XJHQLD 3RUW $SXQWD 5DLPXQGR *RQ]iOH] TXH ©7HQLHQGR DSHQDV DxRV IXH QRPEUDGR ÀVFDO HQ \ WUHV años después, alcanzó una representación o diputación en el Congreso por la

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