Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

534 Educación y cultura en el siglo XIX (1790-1880) llegando incluso a ser exiliado por su causa, primero en la isla de Saint Thomas (en 1855) y luego en Puerto Rico (desde 1858 hasta 1868). Además de esto, son varios los aspectos de su obra literaria los que siembran la duda respecto a su verdadero posicionamiento ideológico. Por una parte, en su zarzuela 2]HPD R la virgen indiana (1870) , de corte indigenista, produce una interpretación idea- lizada del indígena de la que lo menos que puede decirse es que contradice su participación en el litoral político de los liberales, ya que sus personajes indígenas rechazan su condición y admiran los atributos físicos y el desarrollo tecnológico de los españoles, sin ver en ellos ni al opresor ni al verdugo de su etnia, sino a un pueblo enviado por Dios en misión redentora. Por otra parte, en su poema «Las vírgenes de Galindo, o la invasión de los haitianos sobre la Parte Española de la isla de Santo Domingo el 9 de febrero de 1822», escrito en su exilio puertorriqueño, vuelve a denotar su acendrado hispanismo, esta vez abiertamente mezclado de racismo antihaitiano. Otro poeta-letrado de este período fue Nicolás Ureña de Mendoza (1822- 1875), padre de quien sería la mayor poetisa de todo el siglo XIX dominicano, Salomé Ureña. Como Félix M. del Monte, Ureña de Mendoza era abogado, también colaboró con el presidente Báez y también llegó a ocupar altos car- gos en la vida política de su época, como el de senador y magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana. Fue profesor en la SULPHUD HVFXHOD RÀFLDO HVWDEOHFLGD HQ $]XD KDFLD (Q IXQGy HO SH - riódico (O 3URJUHVR , y llegó a colaborar en otros periódicos como (O 'RPLQLFDQR (O 3RUYHQLU (O 2DVLV (O (FR GHO 3XHEOR (O 6RO y (O /DERUDQWH . Junto con Félix M. del Monte, es considerado uno de los iniciadores de la poesía costumbris- ta dominicana, con poemas como «Un guajiro predilecto», «Un guajiro en Bayaguana», «La paz del campo», etc. Como los dos anteriores, Manuel de Jesús de Peña y Reinoso (1834-1915) también perteneció al campo de los letrados y, como ellos, padeció el exilio por razones políticas, aunque, contrariamente a sus dos colegas precitados, se opuso tanto a Santana como a Báez, siendo uno de los principales expo- nentes del pensamiento auténticamente liberal en el período posterior a la Anexión. Su labor en el campo de la educación lo llevó a fundar, en la ciu- dad de Santiago de los Caballeros, el Colegio La Paz y la sociedad literaria Amantes de la Luz, institución que creó la primera biblioteca pública de esa ciudad. Dirigió las escuelas superiores de Monte Cristi y Puerto Plata. En el campo de la creación literaria compuso, desde su exilio en Cuba, poemas que describían con nostalgia el paisaje del campo dominicano, entre los cuales se destacan «Al Yaque», «A mi patria», «El color azul», «El libro y el niño», «El despertamiento».

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