Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III
Historia general del pueblo dominicano 513 Cuba, Venezuela, Puerto Rico y, en menor proporción, México. Se trataba, en su mayoría, de familias de apellidos ilustres, cuyos miembros se hallaban emparentados entre sí, como es frecuente en toda Hispanoamérica entre las familias cuyo arraigo económico y social data de los siglos coloniales. El mie- do principal que sentían aquellas familias era la pérdida de sus privilegios de clase como resultado del cambio hacia el nuevo estado de cosas producto de la Revolución francesa de 1789. Nuevamente, la guerra contra los franceses había producido una nueva ola de migraciones de dominicanos hacia las demás islas de la zona, fenóme- no que se repetiría veintiún años después, o sea, en 1822, a consecuencia de las medidas impuestas por las autoridades haitianas desde el principio de la Ocupación. Emigran en esta ocasión numerosos miembros de los estratos altos y medios de la sociedad colonial, los cuales buscaron refugio principal- mente en Venezuela, Puerto Rico, Cuba y en otras islas del Caribe. Así, de 1801 a 1822, no menos de tres grandes episodios de migraciones colectivas contribuyeron a diezmar sensiblemente esos sectores de la población. Desde el punto de vista sociológico, la sociedad en su conjunto sufriría, durante esta primera mitad del siglo XIX , una serie de drásticas mutaciones en lo que respecta a la composición que había presentado durante los últimos dos siglos y en lo relativo a la distribución jerárquica de los estamentos de poder político. El primero de dichos cambios condujo a la entronización del sector de los hateros mediante la designación de Juan Sánchez Ramírez, como encargado de la gobernación colonial. Sin embargo, tanto la falta de visión como la carencia de recursos, lo condujeron a actuar siguiendo el mismo patrón de ideas que seguirían otros hateros durante el siglo XIX : dio continui- dad al sistema de la esclavitud y solicitó nuevamente a España el envío del «situado», el cual solo llegaría dos veces en todo el período conocido como la «España Boba». Esta actitud de Sánchez Ramírez constituye uno de los numerosos ejem- plos que permiten poner en evidencia el valor que los miembros de dicho VHFWRU OH DVLJQDEDQ DO HVSDFLR JHRJUiÀFR KLVWyULFR \ VRFLRFXOWXUDO GH 6DQWR Domingo. En gran medida, dicho valor ya había sido resumido por el padre Antonio Sánchez Valverde en su famoso tratado titulado, de manera harto elocuente: ,GHD GHO YDORU GH OD LVOD (VSDxROD \ XWLOLGDGHV TXH GH HOOD SXHGH VDFDU VX 0RQDUTXtD obra publicada en Madrid en 1785 cuya lectura a lo largo del siglo XIX y hasta mediados del XX constituyó el punto de partida del pensamiento criollo, a pesar de que lo que se aprecia mejor en ella es la perspectiva de un sujeto que se posiciona estratégicamente como el intendente que realiza el in- ventario de las «riquezas» de la colonia española y de sus «debilidades» ante
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