Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

512 Educación y cultura en el siglo XIX (1790-1880) a su suerte ante cualquier crisis. Así lo habían hecho en el siglo XVI , luego del descubrimiento de los territorios continentales de América y en el siglo XVII , a raíz de las Devastaciones ordenadas por una Real Cédula de Felipe II y diri- gidas por Antonio de Osorio. En palabras del historiador Antonio Del Monte y Tejada, al saberse el destino que la Corona había reservado a la sociedad de la Española: «[…] las familias pudientes huían de Santo Domingo como antes se huía de Sodoma y Gomorra, y con ellas los capitales, el saber, la ilus- tración, las prácticas agrícolas». 1 No solo las familias adineradas emigraron, sino también numerosas autoridades de la administración colonial e incluso la mayor parte del clero. Así, la salida del arzobispo de Santo Domingo, en abril de 1798, dio una especie de fundamento a la creencia generalizada de que los franceses iban a prohibir la religión católica una vez la cesión hubiera sido realizada. Algo parecido sucedió con el cierre en 1801 de la Universidad Santo Tomás de Aquino, a consecuencia de la salida del país de los dominicos que la regenteaban. No obstante, es cierto que la mayoría de los miembros de los cuerpos religiosos y seglares de la Iglesia permanecieron en la colonia. Para que se tenga una idea del carácter exclusivo de aquellas migracio- nes y de sus implicaciones sobre la composición de los estamentos coloniales, conviene recordar junto a Richard Gott que, en Cuba: «Los negros liberados no podían viajar ni ganarse la vida independientemente sin temor al casti- go, una ampliación de las leyes que se habían aplicado antes a los indios». 2 Algo parecido puede decirse de los demás territorios del imperio, de donde se colige el hecho de que aquellas migraciones expresaron el ejercicio de un derecho únicamente reservado a los sujetos de la colonización. Conviene te- QHU HQ FXHQWD DGHPiV HO KHFKR GH TXH FRPR OR DÀUPD $QD 0DULW]D GH OD Mota Cáceres: «[…] un mulato dominicano, a los ojos de los españoles, era un esclavo en Cuba en la misma época». 3 Perder de vista este detalle supondría, en efecto, cerrar los ojos ante la única realidad étnico-cultural a partir de la cual resulta posible comprender las condiciones en que fue surgiendo, con el paso del tiempo, la cultura netamente dominicana. Solo en la primera mitad del siglo XIX VH YHULÀFDURQ YDULRV HSLVRGLRV PL - gratorios, todos a consecuencia de distintos acontecimientos. La primera ola de migraciones colectivas tuvo lugar en 1801, y coincidió con el desembarco de las tropas francesas comandadas por el general Charles- Victor-Emmanuel Leclerc, cuñado de Napoleón I, las cuales habían venido a sofocar la revolución dirigida por Toussaint Louverture, quien, el 4 de enero de ese mismo año, había declarado la independencia de Haití y masacrado a la mayoría de los representantes del antiguo orden colonial francés. Los países TXH PiV VH EHQHÀFLDURQ GH HVWD HPLJUDFLyQ PDVLYD GH GRPLQLFDQRV IXHURQ

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