Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

50 El tratado de Basilea Venezuela y otras colonias españolas. La mayoría de los embarcados eran mujeres y niños. Los cabezas de familia habían decidido enviarlos a cualquier dominio del monarca español salvando lo posible de sus haberes y sin tomar en cuenta el peligro a que se exponían debido a la existencia en el Caribe de piratas ingleses. 47 De todos los destinos, el de Cuba era el más arriesgado, por lo que García resolvió trasladar la guarnición, los archivos y el dinero a Tierra Firme. Todo dependía de los navíos de guerra que había pedido para que el viaje de los emigrados fuese seguro. Más que el dolor originado por la demora en partir, numerosos vecinos se lamentaban de tener que dejar en la isla a sus esclavos, quienes, aprove- chándose de la confusión reinante, huían o se negaban a irse con ellos a pe- sar de las promesas de libertad que les hacían. Aun así, no fueron pocos los que partieron, hecho que provocó la protesta de Toussaint y su exigencia a García para que detuviese las salidas de sus hermanos de color. El exesclavo de Breda calculó en 3,000 la cantidad de esclavos pasados a otros territorios, con el consiguiente perjuicio para las haciendas e ingenios, como el de Boca de Nigua, cuyos negros ya se encontraban fuera de la colonia, hallándose esas unidades productivas en ruinas y convertidas en bosques. El deseo de Toussaint era que, además de prohibirse la salida de escla- vos, se devolviesen los que estaban a bordo de una fragata danesa y los de Oyarzábal. Temeroso de enfrentar el enojo del jefe negro, García ordenó el desembarco de los que estaban en ese navío. No obstante, negó que en la colonia española hubiese 3,000 esclavos. Lo cierto es que había muchos más. García abandonó la colonia rumbo a Maracaibo el 18 de febrero de 1801 con su familia, su secretario Nicolás Toledo y seis criados en un paquebot danés. El mismo día hicieron lo mismo con destino a la ciudad venezolana 170 SHUVRQDV \ XQ SRFR PiV WDUGH RWUDV HQWUH ODV TXH ÀJXUDEDQ HO SHUVRQDO GH la Real Hacienda y varios empleados. El gobernador de Santo Domingo permaneció tres meses y medio en Maracaibo por quebrantos de salud y la carencia de barcos que le transporta- ran a La Habana. Cumplido ese tiempo pudo dejar esa ciudad en una goleta TXH IXH FDxRQHDGD SRU SLUDWDV 7DQWR pO FRPR VXV KLMRV RÀFLDOHV GHO UHJLPLHQ - to de Cantabria, y varios soldados, tuvieron que rechazar a tiros el abordaje de una lancha. Tres años antes, el arzobispo Portillo había dejado Santo Domingo rumbo a La Habana en una goleta norteamericana, pero fue abordada por un corsario inglés, quien trasladó al prelado a su navío, apoderándose de sus alhajas, dos esclavos y 4,000 pesos. De pronto, el corsario divisó dos bergantines españo- les y huyó a todo trapo. Uno de ellos lo rescató y lo llevó a Cuba. 48

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