Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

Historia general del pueblo dominicano 497 El cónsul británico en la República Dominicana, Sir Robert Hermann 6FKRPEXUJN TXH WXYR QRWLFLDV DXQ DQWHV GH TXH VH ÀUPDUD HO DFXHUGR LQLFLy toda una serie de diligencias y maniobras para impedir la materialización del tratado. Se entrevistó con el general Santana y le presentó su objeción a cual- quier acuerdo que diera a los Estados Unidos una estación carbonera en la bahía de Samaná. Posteriormente una protesta conjunta de Schomburgk y el cónsul francés M. Durasse fue presentada al ministro de Relaciones Exteriores dominicano. 46 El tratado también encontró oposición en el Congreso Nacional, liderada por Teodoro Stanley Heneken, quien fue encargado del comité congresional para reportar sobre el tratado. Luego se unió a las protestas el encargado de negocios y cónsul general francés en Haití Maxime Raybaud, quien viajó a Santo Domingo para asegurarle a Schomburgk que algo debía GH KDFHUVH SDUD GHVWUXLU OD LQÁXHQFLD GH ORV DPHULFDQRV \ TXH SDUD WDO ÀQ OH ofrecía su cooperación. 47 Las amenazas anglo-francesas impidieron que se completara el quórum requerido en el Congreso Nacional, situación que aprovechó Schomburgk SDUD PRGLÀFDU HO DUWtFXOR GHO UHIHULGR WUDWDGR TXH HQ DGHODQWH GLUtD ©(O mismo derecho y privilegio que disfrutan los ciudadanos americanos al arribar a la República Dominicana, deberán igualmente ser conferidos a los ciudadanos dominicanos, sin distinción de raza o color, en todos los Estados que conforman la Unión». 48 La tenaz oposición de Schomburgk a este tratado lo llevó a solicitarle a Lord Clarendon, secretario de Estado de Asuntos Exteriores británico, ins- trucciones para abordar un navío de guerra británico que lo llevaría a Samaná y tomar posesión del fuerte Los Cacaos al arribar allí. 49 El tratado fue sometido al Congreso Nacional y aprobado el 5 de diciem- EUH GH FRQ ODV PRGLÀFDFLRQHV LQVHUWDGDV HQ HO WH[WR LPSUHVDV HQ OHWUDV del puño del cónsul inglés. El 15 de diciembre del mismo año los cónsules de Inglaterra y Francia le entregaron una nota al general Santana en la que le manifestaban que si el Gobierno dominicano deseaba que sus naciones convencieran al Gobierno haitiano para que mantuviera la suspensión de las hostilidades y respeta- ra la tregua en la guerra con Haití se les debía garantizar que la República Dominicana se comprometía formalmente a no vender, enajenar o ceder nin- guna porción de su territorio a gobierno extranjero alguno, especialmente las tierras que rodeaban la bahía de Samaná. Aunque el Congreso aprobó el tratado, las enmiendas introducidas a este, que establecían igualdad de derechos y prerrogativas para los dominica- nos, sin distinción de raza, evidenciaban su inmediato rechazo por parte del

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