Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

40 El tratado de Basilea Cuba el equivalente de sus propiedades y el viaje se realizaría en los navíos de la escuadra del teniente general Gabriel de Aristizábal. Un mes después de VDEHUVH HQ OD LVOD OD UDWLÀFDFLyQ GHO WUDWDGR ODV WURSDV HVSDxRODV HYDFXDUtDQ las plazas, puertos y establecimientos franceses que ocupasen, así como los cañones, municiones y otros artículos de guerra. García, los oidores y el clero serían los últimos en salir. *RGR\ MXVWLÀFy OD FHVLyQ HQ VXV 0HPRULDV expresando que ningún tratado FRQOOHYy PHQRV VDFULÀFLRV TXH HO GH %DVLOHD 6DQWR 'RPLQJR FRQVLGHUy HUD una tierra de maldición para los blancos y «un verdadero cáncer agarrado a las entrañas de cualquiera que fuese su dueño en lo adelante». Los principa- les colonos, añadió, la tenían ya abandonada por ser una carga y un peligro debido al poder anárquico de negros y mulatos. Es falso que esos colonos se hubiesen ido de Santo Domingo antes de la cesión. Lo harán en parte después GH HOOD SRU QR TXHUHU VHU IUDQFHVHV /RV QHJURV \ PXODWRV D ORV TXH VH UHÀULy Godoy no eran los que vivían en Santo Domingo, quienes hasta ese momento habían estado tranquilos, sino los de los franceses. Si la entrega a Francia de Santo Domingo fue celebrada por escritores como Manuel José Quintana y Juan Pablo Forner, así como por el militar y po- lítico José María Cienfuegos, otros españoles la repudiaron. El reconocido po- lígrafo Marcelino Menéndez y Pelayo la censuró diciendo que los moradores de la colonia habían sido vendidos y traspasados «como un hato de bestias» a pesar de que habían resistido todas las pruebas, hablaban castellano y habían constituido un pueblo. 32 La cesión tuvo que remorderle la conciencia a Godoy, ya que en dos oca- siones intentó recuperar la colonia. La primera tropezó con la negativa del Directorio, renuente a toda permuta, y la segunda con la evidente incapacidad de Francia para asegurar la posesión de la parte oriental de Santo Domingo. /D QRWLFLD GH OD FHVLyQ IXH RÀFLDOPHQWH FRQRFLGD HQ OD H[FRORQLD HVSD - ñola el 17 de octubre, aunque los rumores acerca de ella ya circulaban desde principios de ese mes. Como es de suponer, causó una gran conmoción entre sus habitantes, quienes enfrentaron un dilema: o dejaban cuanto poseían para trasladarse a tierras extrañas o permanecían en sus hogares sometidos a la soberanía de un país que detestaban. Consciente de que había sido víctima de intereses ajenos, era natural que el pueblo se soliviantara y, aun cuando no llegó a sublevarse, se manifestó públicamente con expresiones de rechazo al Gobierno y al mismo rey. Muy distinta, sin embargo, fue la reacción del arzobispo fray Fernando Portillo y 7RUUHV (PSOHDQGR XQ HPSDODJRVR HVStULWX GH DGXODFLyQ FDOLÀFy GH SODXVLEOH la noticia de la paz y de gloriosa la cesión.

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