Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III
34 El tratado de Basilea colono y exdueño de un ingenio, compartía las ideas del Club Massiac. Fue miembro de la Asamblea Constituyente en 1790 y estaba en contra de la abo- lición de la esclavitud y de la igualdad de blancos y mulatos. $XQTXH LPEXLGRV GH IHUYLHQWHV \ QREOHV LGHDOHV ÀODQWUySLFRV ORV FR - misionados ignoraban por completo la compleja situación a la que debían enfrentarse y tenían que supeditar sus actos a la omnímoda voluntad de la Asamblea Colonial de Le Cap. Como el problema más candente y preocu- pante era la rebelión de los esclavos, lo primero que hicieron los comisarios fue enviar a Saint-Léger a conferenciar con los principales de sus líderes para lograr que depusieran las armas. Esos líderes se mostraron conciliatorios y se comprometieron a reintegrarse a sus trabajos a cambio de cincuenta liberta- des, pero los miembros de dicha Asamblea Colonial se abstuvieron de tratar el tema con los delegados de los negros y exigieron, sin más, la vuelta a los ingenios y haciendas. El endurecimiento de la actitud de los colonos no amilanó a los jefes de los esclavos, ya que esperaban mucho de los comisionados. Deseaban vehe- PHQWHPHQWH HO ÀQ GH OD OXFKD \ QDGLH HVWDED PHMRU SUHSDUDGR TXH %LDVVRX para intentarlo. A ese efecto, redactó una petición en la que reclamaba nu- merosas concesiones a cambio de la sumisión de sus compañeros, pero esos requerimientos resultaron inaceptables. Rojo de ira, Biassou ordenó colocar HQ ÀOD D WRGRV ORV SULVLRQHURV EODQFRV SDUD IXVLODUORV TXLHQHV VH VDOYDURQ SRU - TXH 7RXVVDLQW OH H[SXVR TXH QR GHEtDQ VHU VDFULÀFDGRV VLQR VRPHWLGRV D XQ consejo de guerra. Los colonos franceses pagarían bien caro su prepotencia. Abandonando las montañas, miles de esclavos invadieron las llanuras del norte quemando cuanto hallaban a su paso. Numerosas familias de Ounaminthe corrieron a protegerse en suelo español creyendo que los mulatos, a quienes achacaron los incendios, arrasarían también el pueblo que tenían ocupado. Ante la falsa alarma, se restituyeron a sus hogares. Ouanaminthe no fue atacado por los mulatos, sino por las guerrillas de Jean-François, autotitulado general del ejército de los negros. Las matanzas y atrocidades cometidas por estos sembraron el pánico en la población, y los escasos sobrevivientes entraron en el puerto español de Esterobalsa, a donde 0 7RXVDUG XQ RÀFLDO TXH KDEtD SDUWLFLSDGR EDMR ODV yUGHQHV GHO PDUTXpV de Lafayette en la guerra de independencia norteamericana, despachó una goleta para recogerlos. 24 Alarmado Saint-Léger por lo acontecido en Ouanaminthe, se dirigió al este, donde el oleaje de la insurrección se encrespaba con vientos de tormen- WD /D OODQXUD GH &XO GH 6DF HVWDED HQ DUPDV \ GHVGH ÀQDOHV GH GLFLHPEUH
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