Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III
30 El tratado de Basilea Asamblea Colonial ni siquiera se dignó a acusar recibo de esa propuesta. Esperaba que las tropas que acababan de llegar con la primera comisión civil los redujera con las armas. De ser ciertas esas condiciones, hay que convenir que constituían una pura y simple rendición con el único deseo de que Jean- François, Toussaint y los demás caudillos negros garantizasen sus vidas, sin LPSRUWDUOHV OD WUDLFLyQ GH TXH VHUtD YtFWLPD OD PDVD GH HVFODYRV SRU DÀUPDU que al cabo de un tiempo la convertiría de nuevo en esclava. M EDIDAS CAUTELARES El decreto del 24 de septiembre de 1790, el cual sustituyó el de 28 de marzo del mismo año, puso en manos de la Asamblea Colonial el derecho a decidir la suerte de los mulatos. Como consecuencia de esa disposición, numerosos sang-melé se unieron a la lucha que los esclavos sostenían contra los blancos. Consciente del peligro que esa unión entrañaba, Blanchelande solicitó al gobernador García el envío de tropas para auxiliarlo. García se excusó por no poder complacerlo alegando varias razones, como la escasez de hombres, la temporada de las lluvias y, sobre todo, lo expresado en el Tratado de Aranjuez de 1777. Su artículo noveno estipulaba que, en caso de una agresión extranjera a una de las dos colonias, la otra estaba obligada a prestarle ayuda, pero no si se trataba de una disputa doméstica. En su respuesta al gobernador francés, García no solo le mencionó dicho artículo, sino que además le manifestó que enviar sus tropas a luchar contra los negros sería tomar partido por uno de los bandos, exponiéndose a no me- recer la aprobación del monarca español. Sin embargo, en la primera ocasión le informaría la petición de Blanchelande y procedería como su soberano le ordenase. 13 En lugar de desanimarse por su fracaso, Blanchelande envió varios emi- sarios al capitán general de Cuba, a quien le hizo saber lo necesitado que esta- ba de hombres y municiones. Molesto por esa insistencia, García le escribió a su colega cubano, Juan Bautista Vaillant, para quejarse de ella. El gobernador francés y la Asamblea del Oeste trataban de convencerlo para que les prestase ayuda, y lo mismo intentaban los negros sublevados. 14 $ÀQDOHV GH OD UHEHOLyQ GH ORV HVFODYRV HQ OXJDU GH KDEHU VLGR FRQWUR - lada, se extendió por casi toda la colonia francesa. De ahí que sus autoridades
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