Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III
Historia general del pueblo dominicano 29 El 7 de noviembre de 1791, Boukman murió de un disparo de pisto- OD HIHFWXDGR SRU HO RÀFLDO IUDQFpV 0LFKHO HQ HO WUDQVFXUVR GH XQD EDWDOOD ocurrida en la Plain de l´Acul dirigida por el coronel Cambefort. La cabe- za de Boukman fue exhibida en una de las plazas públicas de Le Cap con un letrero que decía que era el jefe de los rebeldes. 11 En el mismo mes de noviembre, toda la Plaine de Cul-de Sac estaba en armas. Los amotinados asediaban Port-au-Prince. Los esclavos del sur y del oeste también se suble- varon. Los ingenios de esos dos departamentos fueron atacados por negros bajo las órdenes de Halou, Hyacinthe, Lamour Derance, Pompée, Romaine la Prophetesse y Laplume. La guerra contra los blancos prosiguió su marcha imparable. Los esclavos de Cul-de-Sac, unos 12,000, tenían a la cabeza al africano Halou, de talla gigan- tesca y fuerza hercúlea. Era sumamente supersticioso y en uno de sus brazos tenía siempre un gallo que le transmitía, según proclamaba, la voluntad de las divinidades. Precedido de músicos, se desplazaba rodeado de voduistas, quienes le aseguraban que era invulnerable. Romaine la Prophetesse tenía VX FXDUWHO JHQHUDO HQ 7URX &RIÀ FHUFD GH /pRJkQH 'HFtD TXH HUD SURIHWLVD H KLMD GH OD 9LUJHQ 0DUtD 2ÀFLDED PLVD \ VRPHWtD D VXV SUHVRV D WRGD FODVH GH torturas. Pregonaba que recibía órdenes de su santa madre. En tanto la guerra continuaba, Blanchelande multiplicaba sus llamamien- tos a los negros para que depusieran las armas y regresaran a sus lugares de trabajo. De creer en sus palabras, los blancos los recibirían con los brazos DELHUWRV 'HEtDQ FRQÀDU HQ pO TXH HUD HO UHSUHVHQWDQWH GHO UH\ El llamado del gobernador halló eco entre los insurrectos, quizás por estar cansados de luchar o porque las tropas coloniales los habían derrotado varias veces, viéndose obligados a replegarse a la zona fronteriza. Cualquiera que haya sido el motivo, los esclavos encomendaron a Jean-François la res- ponsabilidad de someter las condiciones para un eventual retorno a la paz. Las condiciones eran las siguientes: 1. Amnistía general para todos los esclavos que habían participado en la rebelión; 2. Abolición de la pena del látigo; 3. La libertad para 50 jefes de los 400 que habían dirigido la revuelta. Además de esas condiciones, los líderes negros, entre ellos Toussaint, se comprometieron a hacer que volviesen a sus haciendas y plantaciones, pero en calidad de libres y con un sueldo diario o semanal, hasta que el rigor y la fuerza los obligaran a conocer como antes el yugo de la esclavitud. 12 La
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