Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

22 El tratado de Basilea atacaron a la Iglesia y a los principios de la monarquía absoluta. El mejora- PLHQWR GH OD MXVWLFLD OD PRGLÀFDFLyQ GH ODV LQVWLWXFLRQHV SROtWLFDV \ OD VXSH - ración de las desigualdades sociales fueron sus principales preocupaciones. Queriendo evitar una sublevación que diera al traste con su reinado, ya TXH )UDQFLD HVWDED DO ERUGH GH OD EDQFDUURWD /XLV ;9, FRQYRFy ORV (VWDGRV Generales, pero sin tener un programa de acción que presentar. La reunión de HVH RUJDQLVPR ÀMDGD SDUD HO ž GH PD\R GH GHVSHUWy HQ HO WHUFHU HVWDGR un gran entusiasmo, que se apagó cuando el Parlamento emitió un decreto por el cual las sesiones se efectuarían de la forma acostumbrada, o sea, con separación de los tres estados. Disgustado por esa decisión, un grupo de patriotas, formado por juristas, hombres de negocios, nobles como el conde de La Rochefoucauld y el marqués GH /DID\HWWH VH LQFRUSRUDURQ D ODV ÀODV GH ORV UHEHOGHV 6XV UHLYLQGLFDFLRQHV WHQtDQ FRPR PHWDV OD LJXDOGDG FLYLO MXGLFLDO \ ÀVFDO ODV OLEHUWDGHV EiVLFDV \ un gobierno representativo. La propaganda contó con la colaboración de la sociedad Amis des noirs , la cual propugnaba por la abolición de la esclavitud en las colonias. El punto principal de los reclamos era que el tercer estado debía tener WDQWRV GLSXWDGRV FRPR HO FOHUR \ OD QREOH]D MXQWRV OR TXH VLJQLÀFDED XQ YRWR por cabeza. Obviamente, los otros dos estados se manifestaron a favor del citado decreto. Sin embargo, el Parlamento dio marcha atrás y el 5 de septiem- bre aceptó la solicitud de los patriotas. En un principio, la campaña electoral se desarrolló en un clima de euforia y lealtad al rey, aunque en medio de una grave crisis económica. El paro era cada vez mayor y la cosecha de 1788 había sido mediocre. El hambre amenaza- ba por todas partes. En diversas regiones ocurrieron disturbios motivados por la escasez de comestibles. El rey quiso dispersar por la fuerza a la Asamblea Nacional y a su vez los patriotas divulgaron la noticia de que el Gobierno deseaba provocar a los habitantes de París con el propósito de lanzar contra él las tropas concentradas en los alrededores de la ciudad. Consciente de la gravedad de la situación, la Asamblea Nacional apeló al monarca para que retirara las tropas, quien respondió que solo estaban listas por si se producían serios desórdenes. El caso se complicó con la destitución, el 11 de julio, de Jacques Necker, ministro de Finanzas, y el nombramiento como sustituto del barón de Breteuil, un declarado reaccionario. Ese cambio hizo creer al pueblo que sería el primer paso para volver hacia atrás y el revolucionario Camille Desmoulins arengó a la multitud. Una columna de manifestantes enfrentó al regimiento de caballería Royal-Allemande en los jardines de las Tullerías.

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