Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III
Historia general del pueblo dominicano 179 de esclavos en sus plantaciones de azúcar, café y otros productos tropicales—, y su contraparte española, que languidecía en la incuria y la miseria. Mas ese abandono y dicha indigencia, producto de un proceso de ruralización que afectó al conjunto de la sociedad colonial dominicana, fue el caldo de cultivo del que se nutrieron los sectores sociales de los que emergió el campesinado. RURALIZACIÓN Y POBREZA DE LA SOCIEDAD DOMINICANA «[…] toda esta isla es un agregado de pobres […]» Arzobispo de Santo Domingo, en carta al Rey, 1695. Expresiones particularmente elocuentes acerca de la situación de Santo Domingo en el siglo XVIII lo constituyen obras como las de los franceses Daniel Lescallier (que data de 1764) y M. L. Moreau de Saint-Méry (de 1796), y la del criollo dominicano Antonio Sánchez Valverde (publicada en 1785). Se trata de textos inestimables ya que, en conjunto, ofrecen una visión detallada de GLYHUVRV DVSHFWRV GH 6DQWR 'RPLQJR GXUDQWH OD SDUWH ÀQDO GHO VLJOR XVIII , pe- ríodo determinante por demás. En primer lugar, porque fue la época de auge del Saint-Domingue francés; en segundo lugar, porque entonces se manifestó con mayor intensidad el reformismo borbónico en América; y, en tercer lugar, SRUTXH D ÀQHV GH OD FHQWXULD HVWDOOy HQ 6DLQW 'RPLQJXH OD UHEHOLyQ GH HVFODYRV que dio al traste con la economía de plantación en esa parte de la isla Española y, eventualmente, con el colonialismo francés. Como era de esperarse, estos últimos acontecimientos tuvieron consecuencias sobre la colonia española; en particular, como se verá más adelante, incidieron sobre el mundo rural y la formación de sus sectores campesinos. Los testimonios mencionados resultan inapreciables, además, porque dan cuenta de la ruralización generalizada de la sociedad dominicana. Lescallier, un destacado marino y funcionario francés, atravesó buena parte de la Española partiendo desde Cap Français (Cabo Francés), periplo que lo llevó, de ida, desde Dajabón, en la región fronteriza entre las dos co- lonias, a la ciudad de Santo Domingo, pasando por el Cibao, vía Santiago, La Vega y Cotuí. De regreso, saliendo de la capital, bordeó la banda del sur en dirección occidental, regresando a su punto de partida luego de pasar por San Juan. 22 En su trayecto, Lescallier alabó «la belleza natural del país», si bien destacó la precariedad material de la colonia española, cuyos caminos eran casi intransitables, amén de que el territorio se encontraba virtualmente
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