Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III
Historia general del pueblo dominicano 177 el plátano. De este último dice: «Es mantenimiento principal de aquella tierra; son más de doscientos mil árboles de estos los que están en la dicha ciudad [Santo Domingo], ingenios y estancias». 16 Así que a una naturaleza ya de por sí próvida, se sumó una variedad adicional de plantas, legumbres, vegetales y frutas que incrementaron las opciones alimentarias y productivas de los habitantes de la Española. Testimonios posteriores reiteraron la percepción acerca de la feracidad GH OD LVOD \ GH OD SURGLJDOLGDG GH VX ÁRUD \ VX IDXQD WDQWR GH ODV HVSHFLHV endémicas como de la mayoría de las exógenas. No fue mero «patriotismo criollo» lo que motivó las loas que expresó el canónigo nativo Luis Gerónimo de Alcocer, en el siglo XVII , a los dones naturales de la isla Española. 17 Resaltó, entre otras cosas, sus «muy fertiles y abundantes» valles. Al de Neiba, por ejemplo, «Llamanle El Parayso terrenal» debido a que «es muy fertil y abun- dante de todas las cosas necesarias para la vida humana». En él «criase mucho ganado mayor y se pudieran criar ovejas y ganado de cerda porque el poco que se cria es muy bueno y el mexor de la ysla». Abundaban también las aves, entre ellas unos «pabos reales o pabones muy grandes y vistosos que los llevan a otras partes y son muy estimados». Del valle de San Juan dice cosas parecidas, añadiendo que «es de lindo temple, fresco y sano», aunque en ocasiones «hace muy gran frio». En San Juan había «muchos caballos ce- rreros o como aca dicen, cimarrones, que todos los que quieren los cojen y se aprovechan de ellos». Eran tantos los caballos, «que pone admiración y es una de las maravillas del mundo». Mulas «muy buenas» también se criaban en el valle de San Juan; y si Alcocer no añade más detalles sobre la exuberancia del lugar es «por no ser prolixo». El valle de Guaba era asimismo «fértil y abun- dante de ganado mayor y caballos […] y mulas muy buenas», igual que el de Artibonito, comarca que eventualmente pasó a formar parte de la colonia francesa de Saint-Domingue. De este último señaló Alcocer que estaba despo- blado, «que solo van sus dueños a hacer cueros en él, porque esta [a] muchas leguas de la ciu[dad] de S[anto] Domingo». Concluye el relator: «otros valles ay en esta ysla pero estos son los mas notables y por no detenerme no hago relacion de ellos»; remata señalando que en toda la Española había una: […] gran abundancia de ganado mayor por los montes, bosques y arcabucos adonde van a matar las reçes para aprovechar los cueros dexando las mas [de las] veces perdida la carne. Suelense hacer cada año 40,000 cueros poco mas o menos; ay tambien mucho ganado de cerda silvestre que matan para aprovechar la manteca que es la que se gasta en esta Ysla y en otras partes de las Indias.
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