Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

Historia general del pueblo dominicano 129 /ySH] GH 0HGUDQR D SXEOLFDU XQ PDQLÀHVWR HQ GHIHQVD GH ORV GHUHFKRV GH VXV correligionarios que, según él, habían sido conculcados. /ySH] GH 0HGUDQR FRPHQ]y VX PDQLÀHVWR HQXQFLDQGR XQ SULQFLSLR TXH consideró universal: todos los hombres, por el simple hecho de nacer en socie- dad, tenían el deber de contribuir a su bienestar en la forma que les fuese útil. (O PHGLR PiV HÀFD] SDUD DX[LOLDUOD DJUHJy FRQVLVWtD HQ H[SUHVDU ODV LGHDV VLQ coacciones de ningún tipo, medio que los poderosos, quienes habían erigido su engrandecimiento sobre la ruina de sus semejantes, impidieron al suprimir la libertad de imprenta. Sumido en la ignorancia a causa de esa medida, el pueblo dominicano se había acostumbrado a obedecer por rutina, a actuar como un autómata y a temer los horrores de la Inquisición, látigo de la tiranía, convirtiéndose así en juguete de sus opresores. Guiado por los preceptos que regían la Constitución de Cádiz, López de Medrano rechazó que se pretendiera reducir a sus compatriotas al servilismo propio del antiguo régimen, privándolos de la posibilidad de ser elegidos concejales mediante la tarea de recurrir al dolo y a la calumnia. El Partido del Pueblo gozaba de las simpatías de numerosos dominicanos y, por ende, representaba una seria amenaza a los intereses de los conservadores, quienes tuvieron que ser ayudados por el nuevo gobernador Sebastián Kindelán para neutralizar la propaganda de sus oponentes. En efecto, Kindelán emitió una proclama el 10 de junio para explicar cómo debían entenderse los conceptos de igualdad y libertad consagrados en la Constitución, puesto que, erróneamente interpretados, podían producir «espinas y abrojos en lugar de frutos sazonados y preciosos». En primer tér- mino, recordó que la población dominicana se componía de blancos, mulatos y negros y estos divididos en libres y esclavos, pero los genios perturbadores habían empezado a sembrar la especie de que la Constitución no distinguía a unos de otros, lo que según él era falso. La Carta Sustantiva, aclaró, establecía una clara distinción entre la igualdad social y legal. La primera equiparaba al blanco con el negro, pero la segunda daba preeminencia al caucásico. Otra diferencia atañía a los libertos y ciudadanos. Solo los libertos poseían la con- dición de españoles de pleno derecho. En cambio, los esclavos no eran nada. 10 R UMORES DE INTENTOS INDEPENDENTISTAS /RV FRQÁLFWRV \ GLVFUHSDQFLDV LGHROyJLFDV DIHFWDURQ WDPELpQ D OD ,JOHVLD El arzobispo Varela chocó con el sacerdote Juan Antonio Pichardo por haberlo

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