Historia General del Pueblo Dominicano Tomo III

122 El efímero primer Estado autónomo período de profunda crisis económica, la cual ocasionó cambios en las rela- ciones sociales de producción como consecuencia del desarrollo de la clase media, la cual entró en contradicción con el sector esclavista y hatero, deten- tador del poder político y, por tanto, adverso a toda medida que permitiera una evolución de las bases económicas de la colonia. 2 L AS CONSPIRACIONES DE 1810 Y LA INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS 5HVXOWDGR GH HVDV PRGLÀFDFLRQHV IXHURQ GRV FRQVSLUDFLRQHV SURWDJRQL - zadas por la pequeña burguesía en 1810. La primera, conocida como la de los italianos, estuvo vinculada a la República haitiana presidida por Pétion. La acaudilló el sastre caraqueño Ricardo Castaños y contó con la colaboración de los tenientes Santiago Foló y Emigdio Pezzi, así como numerosos negros y mulatos. Descubierta la conjura, las declaraciones de los testigos demostraron que los complotados querían sublevar a la guarnición de la ciudad de Santo 'RPLQJR FRQ OD ÀQDOLGDG GH HPXODU HO PRYLPLHQWR LQGHSHQGHQWLVWD LQLFLDGR en la capital venezolana. Los principales implicados en la conjura fueron con- denados a la pena capital. El segundo intento tuvo como máximo dirigente al habanero Fermín Núñez y obedeció al mismo propósito. Como se advierte, esas tramas fueron alentadas por las noticias de que los grupos criollos de Venezuela y otras colonias sudamericanas se habían lanzado a la guerra por su emancipación de España. La independencia de esas colonias constituyó un hecho histórico tan relevante que se le puede considerar incluido en el ciclo de las revoluciones burguesas empezado con la norteamericana de 1776 debido a que trascendió los planos político, cultural e ideológico vigentes en ese entonces. Su carácter eminentemente revolucionario consistió en trocar el régimen monárquico español, absolutista y católico, por otro republicano, democrático y liberal. La emancipación de los territorios ultramarinos había sido prevista como inevitable en la propia España. Tan temprano como mediados del siglo XVII , Gabriel Fernández de Villalobos, un humilde castellano emigrado a las Indias cuando tenía doce años, donde pasó largo tiempo como mayoral de un in- genio azucarero, soldado y contrabandista y a quien la Corona le otorgó el marquesado de Bariñas para alejarlo de sus simpatías por Francia, profetizó que la codicia y corrupción de las autoridades indianas podrían liquidar el imperio y con él la monarquía.

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